La zanahoria, el color de la región

Valladolid y Segovia, junto a Alicante, Sevilla y Cádiz, concentran el 98% de la producción de esta hortaliza.

 
Naranja intenso, configuración cilíndrica, superficie muy lisa y un toque dulce. Así es la zanahoria de Castilla y León, la comunidad con mayor producción de esta hortaliza de España. Segovia y Valladolid aportan, junto a Sevilla, Alicante y Cádiz, el 98% de la producción nacional, superior a su consumo interno por lo que es un producto de una alta exportación.
En el año 2001, productores y productoras del sur de Valladolid y Segovia crearon Horcaol Sociedad Cooperativa, una empresa ubicada en la localidad vallisoletana de Olmedo, especializada en la producción y comercialización de zanahoria en fresco. La marca Tierra de Sabor ampara la producción de esta hortaliza.
Cruda, con un suave raspado de su primera capa de piel, o cocida en puré, como plato principal o de acompañamiento, es una hortaliza que debe consumirse frecuentemente. Incluso, su sabor dulce la hace idónea para elaborar postres como la tarta, pastel o bolitas de zanahoria con coco rallado, entre otras muchas posibilidades.
Una al día aporta la cantidad diaria recomendada de vitamina A, su gran riqueza especialmente para la piel y la vista.
Rica en caroteno, el pigmento responsable de la coloración amarilla o roja de cualquier vegetal, la lista de beneficios es larga. Trastornos de la visión, fortalecimiento de las mucosas, es emoliente, útil en heridas y quemaduras, diurética, depurativa, remineralizante, aumenta las defensas del organismo, es buena en los trastornos metabólicos y endrocrinos y ayuda en la prevención de catarros.
También contiene vitaminas del grupo B y, en menor cantidad, del C. Presenta abundante pectina, así como potasio, fósforo, azúcares y oligoelementos. La raíz, debido a la pectina, tiene propiedades antidiarreicas y también es diurética. Su aceite esencial es vermífugo, útil contra los parásitos intestinales. Las semillas también contienen un aceite esencial de acción carminativa.
En curas depurativas, la zanahoria es alcalinizante, es decir, elimina o compensa los ácidos residuales de la sangre, tales como el ácido úrico. Los beneficios terapéuticos de la zanahoria sobre la piel, la embellece, pueden obtenerse tanto consumiéndola como con aplicaciones externas. También fortalece las uñas y el cabello.
No obstante, un consumo excesivo de zanahoria puede provocar depósitos de caroteno bajo la piel que dan un tono amarillento a las palmas de las manos, planta de los pies, brazos y surcos entre la nariz y los labios. Algo que también ocurre con los excesos de naranjas y mandarinas. De hecho, su calidad como pigmento hace que la industria lo extraiga para utilizarlo como aditivo antioxidante y colorante en margarinas y otros productos alimenticios.
Las zanahorias tienen 3.000 años de antigüedad y son originarias de Asia, de la zona del actual Afganistán. Las primeras zanahorias eran blancas, violetas y amarillas. Hoy en día, la mayoría descienden de la variedad holandesa anaranjada.

Fines medicinales

En la antigua Grecia y Roma las utilizaron con finalidades medicinales. Una de las primeras referencias escritas de consumo de esta hortaliza son unos documentos españoles del siglo XII en los que se señala su consumo a modo de ensalada, con aceite, vinagre y sal.
En Holanda, en el siglo XVII, extendieron su cultivo y comenzaron entonces las primeras plantaciones en América.
El XIX, el siglo del descubrimiento de las vitaminas, alzó a las zanahorias a los mejores puestos en la alimentación. Y cuentan que, durante la Segunda Guerra Mundial, a los aviadores británicos se les proporcionaban grandes cantidades de zanahorias en sus comidas porque mejoran la visión nocturna y los franceses utilizaban sus hojas para decorar sombreros y trajes.